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¿Es posible leer con demencia?

La demencia afecta a diferentes habilidades, incluida la memoria, la comunicación, el comportamiento y los procesos de pensamiento.  Muchas personas se preguntan si la demencia también afecta a la capacidad de leer y comprender información. Veamos la respuesta a lo largo de esta entrada.

Lectura en las primeras fases de la demencia

Cuando una persona se encuentra en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer u otra demencia relacionada, lo más probable es que pueda seguir leyendo sin ningún problema. Es posible que, ocasionalmente, experimente alguna dificultad al recordar todo lo que ha leído, especialmente si el material no le resulta familiar. También es posible que deba volver a leer algo de información para mejorar su comprensión de lo que está leyendo, pero la habilidad de la lectura probablemente permanecerá intacta en las primeras fases de la demencia.

Lectura en la fases medias de la demencia

A medida que el Alzheimer avanza hacia las etapas intermedias de la demencia, la mayoría de las personas aún pueden leer pero, por lo general, esta capacidad disminuirá gradualmente con el tiempo. Esto puede variar, ya que algunas personas con demencia en fase intermedia pueden continuar disfrutando de la lectura, especialmente si ha sido un hábito lector en su vida. Lo que a menudo parece disminuir es la capacidad de comprender o recordar lo que están leyendo, es decir, la comprensión. Esto está relacionado con la capacidad de comprender qué significan las palabras y qué transmite una oración completa. Además, cuando la memoria está deteriorada, puede ser difícil recordar qué se ha leído.

Si llega el momento en que una revista simplemente ya no mantiene su interés, aún puede disfrutar leyendo otros libros más simples y atractivos en las etapas intermedias de la demencia.

Lectura en las últimas fases de la demencia

Las personas en las últimas fases de la enfermedad de Alzheimer generalmente parecen estar menos interesadas en la lectura, aunque ocasionalmente pueden leer algunas palabras en voz alta. La capacidad de comunicarse verbalmente en las últimas fases generalmente disminuye significativamente, por lo que es posible que la persona esté leyendo más de lo que parece.

Algunas personas en las fases media a moderada de la enfermedad de Alzheimer parecen disfrutar de la búsqueda en una revista familiar de cuando eran más jóvenes. Otros pueden disfrutar escuchando a otras personas leer en voz alta, o mirando juntos un libro.

Otro aspecto positivo para algunas personas con demencia es tener algunos de sus libros favoritos cerca. Para las personas que aman leer, incluso tener un libro clásico o religioso favorito en sus manos puede ofrecerles consuelo y paz.

Tipos de demencia afectadas

La capacidad de leer se ve afectada en las fases posteriores de la mayoría de los tipos de demencia. Algunos tipos de demencia frontotemporal, como la demencia semántica y la afasia progresiva primaria, pueden ver cambios en la capacidad de leer o comprender antes, ya que afectan particularmente las habilidades del lenguaje.

Investigación sobre lectura y progresión de la demencia

Según un estudio publicado en The British Journal of Psychiatry, los investigadores pudieron identificar con éxito a las personas con demencia en función de su capacidad de lectura mediante el National Adult Reading Test (NART). Un peor desempeño en el NART se correlacionó bastante bien con aquellos que tenían un diagnóstico de demencia.

Otro estudio encontró que las personas con Alzheimer demostraron una velocidad de lectura más lenta y una pronunciación menos precisa, entre otras cosas.

¿Leer previene la demencia?

Un estudio de investigación encontró que las personas que permanecieron mentalmente activas en sus años intermedios tenían menos depósitos de beta-amiloide en los escáneres cerebrales actuales. Los depósitos de beta-amiloide están presentes en los cerebros de las personas con enfermedad de Alzheimer. En este estudio, se definió «mentalmente activo» como aquellas personas que tenían como hábito leer, escribir y realizar juegos cognitivos.

Otros estudios han demostrado que las personas con actividad mental que, en esos estudios incluyeron la lectura, tienen menos probabilidades de disminuir cognitivamente a medida que envejecen.

La reserva cognitiva se refiere a la tolerancia cognitiva o psíquica frente a los cambios cerebrales fisiológicos relacionados con la edad o alguna patología, sin presentar síntomas clínicos.​ En este sentido, la reserva cognitiva se puede considerar de manera similar a los músculos. Si se usan y se entrenan, los músculos serán más fuertes y el cuerpo funcionará mejor.

Recomendación final: en el camino de la prevención de las demencias resulta fundamental mantenerse tan mentalmente activo como sea posible. Sigue leyendo siempre que puedas y recuerda que existen métodos como la lectura fácil que nos permiten disfrutar del placer de los libros a pesar de que nuestras capacidades cognitivas estén comprometidas.

Aquí puedes encontrar la colección de libros: Lectura fácil y reminiscencias

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